miércoles, 14 de enero de 2015

Videoactivismo y la brecha digital.



    Genéricamente se utiliza el término videoactivismo para significar todas aquellas acciones de contestación de amplio espectro político, social y artístico que utilizan el vídeo como herramienta y encuentran en las nuevas tecnologías su medio natural de creación y difusión. Aprovecha la accesibilidad a los medios de creación y difusión para realizar un medio alternativo a la información que ofrecen los medios de comunicación. Pueden tener un carácter crítico y no ser críticas, esto viene dado por su relación con temas políticos y sociales, muy unidos a la definición de lo que se entiende por cine militante.

    En 1965 el videoartista Nam June Paik hace su primera grabación con equipo ligero de Sony sobre la llegada del Papa a Nueva York. En ese mismo año concurren dos de las principales vertientes que conforman el quehacer videoactivista. En 1977 se constituye el colectivo Video-Nou en Barcelona, que trata sobre la tarea elemental del videoactivismo, la de captar la realidad e incidir en su transformación, mientras que en Italia a la sombra del movimiento autónomo surgen múltiples activistas del vídeo.

  Por lo tanto, el videoactivimo es la adecuación tecnológica de practicas antagonistas atemporales que concurren en un momento histórico en el que ciertos aparatos son capaces de retener trozos de realidad y de tiempo.



Desde diferentes sectores académicos relacionados con las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, se ha convertido prácticamente en un tópico hablar de la imparable emergencia de los contenidos audiovisuales en la red. Se estima que, en 2016, 1.2 millones de minutos de vídeo circularán por la red cada segundo del año. Además, las mejoras de la conectividad en los móviles indican que el vídeo en línea será la aplicación de mayor crecimiento en este terreno, a un ritmo del 75% entre 2012 y 2017.



   Se ha señalado que las formas de interacción y reproducción social que articulan el contenido de portales como Youtube suponen en sí mismas un ejemplo de cultura participativa en tanto que permiten la coordinación de comunidades de interés en torno a practicas expresivas integradas en la vida de sus miembros. Además nos permitiría visibilizar nuevos patrones de ciudadanía, destacando el rol que pueden jugar las campañas políticas o su uso frente a casos de acoso policial en manifestaciones y protestas.

El videoactivismo tiene diferentes funciones:

  • Pedagógica: el videoactivismo pretende enseñar una nueva forma de comunicación que no tenga que pasar necesariamente por los patrones establecidos en el ámbito profesional.
  • Producción: tiene como objetivo protestar contra el monopolio de interpretación de la realidad de las formas de comunicación de masas.



                                  



  • Contrainformación y medios alternativos: los medios alternativos corresponden a los movimientos de izquierdas y los medios alternativos se asientan bajo el modelo de la agitación, debido a su participación activa en cambios sociales.
  • Identidad colectiva: el videoactivismo vinculado a los movimientos sociales.
  • Memoria histórica: el videoactivismo como herramienta de registro de testimonios orales que ayudan a rellenar lagunas en la historia de un país.

    Por último no podemos hablar del videoactivismo sin hacer incidencia en la Teoría del Tercer Cine o tambien llamado Cine Militante. El cine militante es aquel en el que predomina la instrumentalización, es decir que el rasgo fundamental de una película militante es que debe convertirse en un hecho político, transformándose así en una excusa para la acción de los espectadores. Por lo tanto se deriva en un lugar de debate, en el que entra a formar parte el videoactivismo. En el siguiente enlace se presenta una aproximación al cine político argentino en los 60 como ejemplo de cine militante.


    El siguiente vídeo es un ejemplo de una campaña videoactivista de protesta contra la contaminación nuclear en el que participan varias personas haciendo una crítica indirecta a la práctica de fábricas en esta contaminación.




    Por último me gustaría hablar de la brecha digital que ha supuesto el videoactivismo. Hay una gran diferencia generacional ya que los jóvenes recurren cada vez más a Internet y a las redes sociales para construir de forma activa sus referentes de información, entrando en importancia el videoactivismo, pero nuestros mayores siguen limitados al canal tradicional de la TV y prensa escrita, por lo que estos sectores siguen siendo esenciales para formar opiniones entre los sectores menos dinámicos de la sociedad.


    Una vez tratado todo el tema del videoactivismo debemos incidir en las siguientes preguntas: ¿Cuál es la utilidad de la práctica videoactivista? ¿Es necesario el videoactivismo como herramienta alternativa de información y comunicación? ¿El videoactivismo excluye a aquellos que por la llamada brecha digital no puedan participar u observar?

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